El Diario Público no la "publica"
Siendo sarcástico, diremos, que las cosas no son como parecen. Vuelvo a casa tras varias horas de manifestación por las calles principales de Sevilla en lo que pasará a la Historia como el 15-O; y echo un vistazo, por curiosidad, como anónimo protagonista, por satisfacer mi información, mis derechos a estar informado, y me doy de bruces con la realidad. Las noticias publicadas por los principales diarios de Sevilla, nacionales o internacionales, apenas le dedican unas líneas a la manifestación que se ha llevado a cabo en Sevilla, en Andalucía, España y el mundo entero. Las principales portadas de los rotativos versan sobre el Madrid-Betis, el ABC no deja insertar ningún comentario en su noticia (¿censura?); y el Diario Público, tan progre, titula la noticia “Tan indignado que me estoy perdiendo el Betis”, sin publicar la foto de referencia a la que hacía alusión el título de la noticia (por cierto, quería conectarla mediante un link, y me da error: otra vez será). Miles de personas se manifiestan en calles de todo el mundo, y la prensa, simpre fiel a los intereses que le dan de comer, siguen enfatizando la violencia (como si les gustase). Gran parte de sus cabeceras están dedicadas a Italia, donde algunos manifestantes han pasado de la indignación a la acción.
Un momento de la manifestación
Segunda oportunidad. Conecto la TV, que en casa es un florero para quitarle el polvo. Nada, nada de nada. 1001 un canales de TV y ni una sola referencia al pueblo en las calles de cientos de ciudades. Siguen dando la misma mierda de siempre, aunque esta vez me ha servido para ver un par de spot de Intereconomía que rozan el fascismo y el guerracivilismo; y por otro lado, los programas basura, que hieden solo con tocar el mando. Y es que no me siento indiganado, me siento cabreado, ¿que clase de tomadura de pelo es esta?. (Suspiro).
Miles de manifestantes protestan contra los mercados financieros y los recortes sociales en las "setas" de la Encarnación (Sevilla)
Y es que “la mayoría de nuestros diarios, revistas y editoriales pertenecen a grandes compañías internacionales que los manipulan a su gusto. Nuestro medios forman parte de la corporatocracia. Los presidentes y los directores de casi todas nuestras redes de información saben muy bien cuál es su papel: durante toda su vida se les repite que una de sus funciones más importantes es perpetuar, reforzar y extender el sistema que han heredado. Lo hacen con gran eficacia y pueden mostrarse impiadosos si uno se les opone”. Así de rudo, así de realista se muestra John Perkins, en su libro “Confesiones de un ganster económico” (Barcelona, Tendencias, 2005), un personaje que a lo largo de diez años ha trabajado para las principales empresas de marketing defendiendo los intereses económicos de estos grupos.
Así me siento, cabreado, porque indignado estaba durante la manifestación.
