Una de las noches que pasamos en Tetuán fuimos al "Restaurante El Reducto", junto al Palacio Real y dentro de la Medina. Además es hotel y cafetería, y se encuentra regentado por una española canaria y un marroquí. Aquí se habla perfectamente el castellano, y en cierto modo nos recordaba a España, o mejor dicho, a Andalucía.
El edificio es un antiguo palacio árabe rehabilitado que en 1948 fue residencia de un Visir de Marruecos. En la época de la colonización española se incorporó parte de la decoración actual al gusto hispano. Casi parece una casa sevillana, adornada con azulejos que perfectamente podrían venir del barrio de Triana o de la Cartuja. Un sitio acogedor donde pasar un buen rato con los amigos y disfrutar de su comida y los eventuales espectáculos que realizan en su interior con el fin de potenciar el turismo.
En cuanto a su comida encontramos los platos típicos marroquíes (recomiendo la lectura de "Rojo y verde. Alimentación y cocinas en Marruecos", de Isabel González Turno y otros), algunos españoles y mucha tradición culinaria del Mediterráneo. Uno de sus platos más exquisitos es el conocido como "Dolma", que según nos dijeron tiene un origen judío, pero que parece que viene de Turquía, consistentes en una hoja de parra rellena de una deliciosa mezcla de arroz, con cebollas, carne vacuna picada, piñones y distintas especias, a veces con legumbres, en ocasiones servida con una salsa a base de zumo de limón. Por otro lado, comimos los famosos "tallines", o lo que es lo mismo, salsa roja con pollo, y las muy sabrosas "pastelas", un pastel de forma circular agridulce compuesto por hojas de masa fina, dispuestas en capas y rellenas de cebolla con huevos cuajados en caldo de pollo, almendras peladas, tostadas y picadas con azúcar y canela. También las probamos con carne picada.
Por su marcado carácter español las bebidas alcohólicas están permitidas en este local, pese a que el Corán las prohíba. Destacamos aquí el vino tinto "Cuvée du President", un cabernet rouge embotellado de las vides de Casablanca de la cosecha de 1953.
La noche estuvo amenizada por una serie de danzas típicas del país. Según nuestra guía se trata de una danza religiosa conocida como "gnaua". Tiene un origen guineano, y se supone que a través de la música se curan enfermedades, se purifican casas, se exortizan endemoniados y se atrae a la buena suerte o "baraka". Los cofrades, que dicen descender del primer almuedano que tuvo el Islam, el etíope Bibal, caen en trance debido a este ritmo monótono (y yo diría que ensordecedor) que se convierte en obsesivo. También es conocido como "guedra".
Más información sobre estas danzas y costumbres marroquíes.
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El edificio es un antiguo palacio árabe rehabilitado que en 1948 fue residencia de un Visir de Marruecos. En la época de la colonización española se incorporó parte de la decoración actual al gusto hispano. Casi parece una casa sevillana, adornada con azulejos que perfectamente podrían venir del barrio de Triana o de la Cartuja. Un sitio acogedor donde pasar un buen rato con los amigos y disfrutar de su comida y los eventuales espectáculos que realizan en su interior con el fin de potenciar el turismo.
En cuanto a su comida encontramos los platos típicos marroquíes (recomiendo la lectura de "Rojo y verde. Alimentación y cocinas en Marruecos", de Isabel González Turno y otros), algunos españoles y mucha tradición culinaria del Mediterráneo. Uno de sus platos más exquisitos es el conocido como "Dolma", que según nos dijeron tiene un origen judío, pero que parece que viene de Turquía, consistentes en una hoja de parra rellena de una deliciosa mezcla de arroz, con cebollas, carne vacuna picada, piñones y distintas especias, a veces con legumbres, en ocasiones servida con una salsa a base de zumo de limón. Por otro lado, comimos los famosos "tallines", o lo que es lo mismo, salsa roja con pollo, y las muy sabrosas "pastelas", un pastel de forma circular agridulce compuesto por hojas de masa fina, dispuestas en capas y rellenas de cebolla con huevos cuajados en caldo de pollo, almendras peladas, tostadas y picadas con azúcar y canela. También las probamos con carne picada.
Por su marcado carácter español las bebidas alcohólicas están permitidas en este local, pese a que el Corán las prohíba. Destacamos aquí el vino tinto "Cuvée du President", un cabernet rouge embotellado de las vides de Casablanca de la cosecha de 1953.
La noche estuvo amenizada por una serie de danzas típicas del país. Según nuestra guía se trata de una danza religiosa conocida como "gnaua". Tiene un origen guineano, y se supone que a través de la música se curan enfermedades, se purifican casas, se exortizan endemoniados y se atrae a la buena suerte o "baraka". Los cofrades, que dicen descender del primer almuedano que tuvo el Islam, el etíope Bibal, caen en trance debido a este ritmo monótono (y yo diría que ensordecedor) que se convierte en obsesivo. También es conocido como "guedra".
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